JORNADAS ANUALES


DE CARTELES

XXXI Jornadas Nacionales de Carteles

Actividades preparatorias

Noche de Carteles: "Marcas del más-uno" en la EOL, 12 de agosto

Reseña

Expositores: Gabriela Grinbaum, Pía Liberati, Blanca Sánchez y Nieves Soria
Coordinación: Gerardo Battista

Con una convocatoria que propuso en su argumento, leer, desde las "marcas del más-uno", cómo podemos constatar que hay trabajo de cartel a partir de los efectos de formación y del uso que cada uno hace del cartel, la secretaria de carteles abrió el juego con esta primera noche rumbo a las XXXI Jornadas Nacionales de Carteles: "Carteles, movimiento de Escuela".

Gerardo Batista, desde la coordinación de la mesa, ha ido al hueso, proponiéndonos escuchar como cada una de las invitadas elaboró, desde el cartel, la relación que se sostiene con el psicoanálisis y como ella ha devenido efecto de formación.

Las invitadas tomaron el guante y plantearon cuestiones cruciales para pensar el dispositivo tal como Lacan lo propuso: órgano de base del trabajo de Escuela.

Blanca Sánchez subrayó que, como bisagra con la Escuela, el más-uno debe permitir que la lógica de Escuela entre en cada uno de los integrantes del cartel, y que, si promueve la producción de cada uno, es desde su estilo, pero también alojando y alentando el de los demás. Así leyó la referencia lacaniana de "encarnar una caligrafía" en términos de encarnar "una estilo", una estilográfica, para la función del más-uno. El cartel, concluyó, es el mejor lugar para que "el efecto-de-formación sea el de la puesta en forma del estilo de cada quien".

Pia Liberati retomó el señalamiento de Lacan de que hay un real en juego en la formación misma del psicoanalista, y que las instituciones analíticas se asientan sobre ese real que puede provocar su propio desconocimiento. Ubicó en relación a esto, el lugar del más-uno "provocador", que puede producir efectos de cambio de discurso al reintroducir un real en juego. La elaboración provocada, situó, requiere además un trabajo necesario para obtener un saber que no está allí inmutable para que uno lo incorpore, sino que se construye y que preserva el lugar del agujero.

Nieves Soria destacó como lugar del más-uno el de conmover las lecturas dogmáticas en la relación deseante con el saber y su función de insertar el efecto sujeto en el cartel. En esta perspectiva subrayó la importancia de leer "marcas del más-uno" como la función que hace lugar a las marcas de cada quien, dando lugar a los diferentes decires. El más-uno, subrayó, se ocupa de preservar el lugar vacío en relación a un real que agujerea el saber.

Gabriela Grinbaum recortó de su primera "más-una", Frida Nemirovsky, la marca del gran respeto por las ideas, preguntas y ocurrencias de las jóvenes cartelizantes; y subrayó su frecuente respuesta "no tengo la menor idea" como dignificación de lo no sabido que empujaba el avance en la producción. Si esto puede llamarse "efecto de formación" o "mutación subjetiva", no lo sabe, enfatizó, pero propuso leerlo como lo que Lacan nombró "rectificación subjetiva" en La dirección de la cura: "La rectificación de las relaciones del sujeto con lo real. La rectificación en tanto poner algo a punto. La rectificación en tanto ir contra los ideales y poner en marcha la causa".

Las intervenciones en la sala y en el zoom fueron múltiples y los intercambios, encendidos.

Resuena para mí, lo que considero esta noche de carteles puso de relieve, desde su vital intercambio: por un lado, la función más-uno aloja lo no colectivizable de cada quien. A veces queda sugerido, bordeado en una intervención, y el practicante puede leerlo, reenviado a su propio análisis con las preguntas del cartel, o ubicando aquello que lo causa cuando corre al cartel con un hallazgo, destello, felicidad del trabajo en el cartel. A veces, también, angustia. Por otro, la función más-uno realiza escansiones que permiten hacer aparecer algo nuevo, respecto de lo que hay que estar en el esfuerzo de un uso, un savoir-y-faire. Este aspecto escansión toca un borde que no se agota en el sentido y se ejerce desde cierta extimidad, que se estructura respecto del agujero en el saber.

Gabriela Grinbaum propuso leer seriamente al Lacan del Acto de fundación del 64, cuando escribe que el cartel estará formado de tres a cinco personas, "más-una". Así, en femenino, en tanto es una función No-Toda, que "descompleta y da lugar al agujero que conduce del no saber a la curiosidad que no aplasta" señaló.

Desde allí, otro eco resuena, la función más-uno también participa de una topología que podemos leer entre centro y ausencia.

Valeria Casali