Comienzo planteando una pregunta arriesgada, controversial: ¿Por qué el cartel es tan agalmático al comienzo de la formación, y luego ese agalma se va apagando, o en todo caso es muy diferente de ese torbellino inicial? Ensayo una primera hipótesis de la función del cartel al inicio de la formación, a partir de algo que Lacan plantea en el Seminario 22, que se podría nombrar como una primera función de lazo del cartel, de lazo y de identificación al grupo analítico y a la Escuela, algo que permitiría que los analistas no deliren solos. Lacan rescata ese concepto freudiano, tan denostado en nuestra jerga hoy, la identificación, como algo fundamental: "La identificación en Freud, es muy simplemente genial. Lo que yo deseo [del cartel]es ¿qué? La identificación al grupo, porque es seguro que los seres humanos se identifican a un grupo; cuando no se identifican a un grupo están fallados, están para encerrar. Pero no digo por eso a qué punto del grupo tienen que identificarse"[1]. La especificidad del uso lacaniano de la identificación, que el cartel instaura, sería esa, un agujero en el lugar freudiano del líder, dejar vacío -aunque funcionando- el punto central de la identificación, cada analista en formación debería inventar algo en ese lugar cada vez, con cada cartel. Así, entiendo que el marco de "pertenencia" del dispositivo del cartel a la Escuela no es un factor menor para promover una producción distinta, nueva, enlazada al discurso analítico, que pone algo muy diferente del saber burocratizado en el lugar central del agente.
Entonces, un primer efecto del cartel en los analistas-analizantes, al comienzo de su formación (este fue, al menos, el efecto más fuerte que produjo en mí, hace ya varios años): permitir un lazo a la Escuela, un lazo con cierto efecto de identificación, pero vacío, enigmático, diferente, abierto a la invención en cada experiencia de cartel. Esta fue la manera como un efecto de Escuela se produjo para mí al inicio de mi formación, en franco contraste con las experiencias formativas previas, tanto en la Universidad como en instituciones afines a IPA por las que me tocó transitar.
Sabemos, quienes tenemos algunos años, que ese lazo a la Escuela se va complejizando y "complicando", que otros síntomas se van introduciendo en nuestro modo de vincularnos, de hacer Escuela. Podríamos establecer, quizás, una lista variada, aunque no tan extensa. Nombraré solamente un punto, el de la burocratización, que en este caso implicaría la burocratización del cartel, algo que quizás explique, en cierta medida, la segunda parte de mi pregunta inicial, ¿qué pasa con el agalma del cartel con transcurso de los años, cuando los analistas vamos teniendo que tomar lugares de responsabilidad, o digamos claramente, de poder? Me apoyo, en este punto, en otra idea de Lacan, de la clase 4 del seminario Disolución, cuando menciona a los "juristas devenidos analistas"[2] al inicio, y a los que se vuelven juristas por no haber podido ser analistas, con el tiempo. ¿Cómo estamos hoy en nuestra Escuela con este riesgo de devenir más juristas que analistas? Creo que, inevitablemente, esta es una tendencia que en diferentes medidas nos alcanza a todos. Dicho de otro modo, ¿hasta qué punto la burocracia se va instalando en nuestro modo de hacer lazo, de hacer Escuela, con el transcurso de los años? Jean-Claude Milner nos previene sobre este riesgo[3], en y de nuestra época, la de La política de las cosas: no es que la burocracia administre el poder, sino que la burocracia es el poder. ¿De qué modo, entonces, podríamos perforar este efecto de época sobre nuestra Escuela? ¿De qué manera el cartel podría ayudarnos a esto?
A partir de aquí entonces, una primera hipótesis respecto a la posible burocratización del cartel, que se podría plantear ante otro fenómeno de nuestra Escuela, el de un uso generalizado del cartel, el cartel para todo uso. Hay carteles para todo en nuestra Escuela, y de todo tipo, lo cual no siempre se traduce, creo, en torbellinos, en efectos de extracción de un real o de nominación, como dice Lacan en la clase citada del seminario "RSI". A su vez, Lacan separa, en el "Acto de fundación"[4], el lugar del cartel del lugar de la gestión, por lo que, al menos, creo que valdría la pena prestar atención a los efectos de esta superposición entre cartel y gestión, ¿qué efectos tiene eso de ambos lados, especialmente del lado del cartel? Si el cartel se utiliza, finalmente, como una suerte de formación de compromiso entre grupos, o como una manera de salir rápidamente de impasses o síntomas de la gestión, diría hoy, del malestar en la gestión, ¿qué efecto de torbellino cabe esperar de ese uso "ampliado"?
"Que con eso yo instaure un torbellino", dice Lacan en "Señor A."[5]. Cabe aquí la pregunta respecto al Je de la frase: ¿de quién es hoy, en nuestra Escuela, la responsabilidad por instaurar ese torbellino? Creo que es importante subrayar, en esta cita de Lacan, que para que haya un torbellino hace falta alguien que asuma la responsabilidad de producir ese efecto en el cartel o a partir del cartel. Dicho de otra manera, para que ese efecto de torbellino tenga una incidencia efectiva en la Escuela, hace falta que un agente tome a su cargo esa función central. La semana pasada, en una noche de Escuela en la EOL, se discutió alrededor de esto, del lugar central del analista en el ojo del ciclón, tomando la referencia de Jacques-Alain Miller del curso "Todo el mundo es loco"[5]. Creo que las Jornadas Nacionales de Carteles son un buen ejemplo de un torbellino en donde nos vemos arrastrados todos, o muchos, por los vientos del discurso analítico en la EOL, más allá del momento de la formación en que estemos, o del gradus. Ciertamente se respira un aire joven, de novedad, en estas jornadas, venimos con esa expectativa, aquí se podría escuchar algo nuevo de colegas nuevos, trabajos que rompan el efecto de jerga vacía y repetitiva que se hace tan pesada en nuestra Escuela. Se pone en juego, en un lugar central diría yo, la función fundamental de los no miembros para nuestra Escuela. Propongo conversar sobre este punto luego.
Finalmente, ¿cómo promover un cuidado o agalmatización del cartel y de sus productos, en relación a lo que llamaba los riesgos del uso ampliado del cartel en la gestión? Quizás, como dice Lacan en Disolución, "con el torbellino y -debo decirlo- en los recursos de doctrina acumulados en mi enseñanza"[6]. Es decir, con torbellinos que pongan a girar o a elaborar los recursos de saber acumulados en su enseñanza, esto es, rescatando el cartel en su vertiente fundamental de formación y elaboración epistémica. Me parece que algo de esto sucede, o puede suceder, en Jornadas como estas, el dispositivo recupera esa función esencial.
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