4 Más uno

NUEVA SERIE #4

Un decir, no sin otros

Eliana Amor

Quiero en primer lugar agradecer a Belén, Lucas y a toda la Comisión de organización de Carteles, al Directorio y al Consejo, la invitación y la oportunidad de formar parte de esta mesa preciosa en nuestras queridas Jornadas de Carteles. Estoy muy contenta de estar acá. ¡Y de que seamos muchos de cuerpo presente!

Esta invitación conmemora para mí un acontecimiento personal, ya que la primera vez que presenté un trabajo en un espacio de Escuela fue en las XXII Jornadas de Carteles de la EOL, que se desarrollaron justamente acá, en La Plata. Y se trataba de una coyuntura muy especial ya que el MOL (Movimiento de la Orientación Lacaniana) se movía hacia su creación como una nueva Sección de la EOL[1]. Esa experiencia y el entusiasmo con el que la recuerdo, es para mí una marca en mi formación analítica que se encausaba decididamente por y hacia la Escuela.

Si bien es inédito para mí traer a las Jornadas de Carteles un escrito que no es un producto de cartel, de algún modo sí lo es. La convocatoria de esta mesa: "¿Qué aporta el cartel a la formación del analista?" provoca la elaboración poniendo en el centro de la mesa el no-saber a partir de una interrogación que subraya el ánimo estas Jornadas.

En el Seminario que Lacan dicta luego de la excomunión dice: "Su formación [la del analista] exige que sepa, en el proceso por donde conduce a su paciente, en torno de qué gira el movimiento"[2].

Los colegas a cargo de la gestión de Carteles han hecho que leer "movimiento" no se me pase por alto. Podemos leer en ese "movimiento" que se trata del cuerpo, de un cambio de posición libidinal, -o mutación subjetiva- ¿en torno de qué? Y ¿cómo se liga el cartel a este movimiento?

Conocemos la intención con la que Lacan propone al cartel como lazo, compromiso, con la Escuela, pensando una novedosa formación de analistas en ruptura con el "para todos" estandarizado de la IPA. Sin embargo, tal como lo plantea en "Exhorto a la Escuela" "La teoría de la formación, hemos escrito [dice], está ausente", y agrega: "es en el momento en que se resuelve un psicoanálisis"[3]. Es decir: no hay teoría y en el centro de la formación se encuentra el análisis con el horizonte del pase. Al decir de Miller, en la formación del analista "no hay automatismo […] no encontraremos un mecanismo; no lo buscamos; damos su lugar a la contingencia. […] dejando abierta la cuestión de saber dónde, en qué lugares, se efectúa la formación"[4].

Alegría lacaniana

Aquí cada uno llega con un producto al que arriba desde de su lazo actual al psicoanálisis y a la Escuela, y a la vez se desprende de ese producto al ofrecerlo a la conversación colectiva. En ese mismo gesto nos despegamos de los saberes establecidos, y escuchamos lo heterogéneo de los rasgos singulares. Ese aire renovado se expresa en cada Jornada de Carteles ¿Será eso lo que las hace tan alegres?

Me surge esa pregunta y la asociación al gay savoir -o saber alegre-, no se hace esperar. Lacan ubicó ese afecto en "Televisión" en oposición a la pasión de la tristeza, que queda del lado de la cobardía moral, el rechazo del inconsciente. Se trata, al decir de Miller, de un saber fallido, impotente para poner al significante en resonancia con el goce. Dejándolo en el exterior, se lo mal-dice. Por su parte el saber alegre admite que el goce no se reabsorbe en el saber, aunque no le es exterior, sino éxtimo, pasando de la impotencia a la imposibilidad[5]. Al decir de Lacan "consiste: no en comprender, en morder en el sentido, sino en pasar rozándolo lo más cerca posible"[6].

Rasgón

Cuando la formación exige la mutación psíquica, además de los contenidos epistémicos, comporta un punto de fuga[7]. El saber analítico entonces requiere de una elaboración permanente porque gira en torno del imposible sobre el que se funda. Lo que empuja la elaboración es el agujero en el saber. En el cartel contamos con esa singular topología en la que el agujero en el saber es causa y horizonte, alrededor del cual podemos pensar que estarán las vueltas dichas de los cartelizantes, arrojando algún producto de saber inacabado, un hallazgo en el borde del saber.

Para ponerse a trabajar, -me gusta mucho como lo dice Miller en El lugar y el lazo-, debe producirse un rasgón -accroc- en el saber. Un desgarro en lo que pudo ponerse en "forma". Y agrega algo más "Debe haber allí un desgarro producido por algo que engancha"[8]. La connotación material que nos ofrecen los significantes "desgarro" y "engancha", destacan que el saber en psicoanálisis no es asunto sólo de semblante. Hace falta engancharse, estar sujeto, prendido, conquistado, atraído, por qué no decir embarrado, por el trabajo. Hace falta estar implicado en la causa de deseo, en oposición a la pasividad del alumno. Según la Real Academia, alumno viene de alumnus, "alimentado". De ahí intuyo que al buen alumno se lo llama "traga". Se me ocurre que el cartel es un dispositivo diseñado para pasar de la pasividad de tragar, que hace consistir al Otro del saber; al acto de decir, con la consecuente inconsistencia del Otro. Se trata de un decir que dice del Otro que no existe. Así, en el cartel, órgano de base de la Escuela, se hace la experiencia del S(A/).

El cartel a la entrada

Dado que hace poco transité por esa experiencia, quiero destacar esta función particular que desde hace unos diez años cumple el cartel en nuestra Escuela. A partir de la propuesta del Consejo Estatutario, los recién llegados se cartelizan en torno de temas de Escuela, ingresando por la vía del trabajo con otros, en acto. Espacio privilegiado para bordear la pregunta agalmática de la Escuela ¿Qué es un analista?

La circunstancia particular de que mi ingreso fuera en el 2020, hizo que al ingresar me confrontara repentinamente con no poder habitar su espacio físico. Cuando los recién homologados empezamos a encontrarnos en la extrañeza de esos primeros zoom, el primer efecto con el que nos encontramos fue el de compartir la alegría de poner en palabras la experiencia: la admisión, la entrada, y las repercusiones singulares. Y también una pregunta que se nos hacía carne: ¿Cómo se habita la Escuela? Allí, lejos de obturar con una respuesta, el cartel al que titulamos "Vida de Escuela" permitió bordear con otros la soledad de cada uno frente a la confrontación con lo imposible, y poner a trabajar el modo en que cada uno la habita desde su rasgo singular. Algo era seguro, en el cartel, estábamos en la Escuela. Su oxígeno es la transferencia de trabajo.

Bien-decir, pero no sin algunos otros

El cartel permite un lazo habitado por el discurso analítico siempre que no se obture el agujero en el saber, condición para bordear, rozar, desde el rasgo singular, un saber que, por surgir del imposible, no es descubrimiento sino invención de cada uno con los otros. Como dice Mauricio Tarrab en el texto al que solemos llamar "el del camello": "Tú puedes saber, pero no sin los otros"[9]. Esos otros, evidencian que no se trata del Otro prometedor y evaluador del saber al que la inercia del discurso del amo nos lleva. En esto, el dispositivo de cartel, hace un forzamiento poético, no ofreciendo el S2, sino haciendo pasar por la experiencia de la inconsistencia. La conversación necesita un desgarro que abra un no-sabido en lo "ya sabido", un "saber ignorar lo que se sabe"[10]. Entonces, si bien "Jamás uno de esta comunidad sabrá el color de su disco mirando la espalda de sus compañeros…"[11], abierto el vacío en la práctica de la conversación, un decir de uno, puede resonar contingentemente en otro, y despejar un decir singular. Preciosa materia de nuestra transferencia de trabajo. La alegría por el buen encuentro se hace constatable. Claro que el encuentro no puede ser un estándar, pero hay dispositivos que lo obturan y otros que lo favorecen. El cartel es una apuesta. Como decía Daniel Millas en aquellas XXII Jornadas de carteles: "Sólo porque hay Escuela es posible pensar la formación como un síntoma, es decir anudando lo singular y lo colectivo, lo epistémico y lo libidinal"[12].

Cuando se escribe desde el propio rasgo -desgarro- libra de carne, cada uno se desliza en ese producto de cartel que decanta de uno entre otros y hacia la comunidad. Rozar cierto saber sobre lo real, hallar una trans-formación de la pregunta que causó la transferencia al trabajo, leer el propio rasgo de otro modo, exponerlo en las Jornadas, tiene efectos subjetivos uno por uno. Fecunda ocasión para hacer la experiencia de la propia enunciación. Paradojal disparidad que surge en el cartel, que junto a la conclusión y permutación, brinda las condiciones para operar desidentificando.

A contrapelo del pegoteo del grupo que obstaculiza el advenimiento de un saber nuevo; el cartel, en tanto experiencia, forma parte del entramado libidinal de la formación y colabora en alcanzar un "bien-decir" anudando la transferencia de trabajo y el deseo de saber, que se arraiga en otro producto, en este caso del análisis: el deseo del analista. Punto axial en torno de qué gira el asunto[13]. Ese efecto-de-formación singular, impuro, incluso diría des-formado que se obtiene no-sin-otros. Y que leemos en el axioma lacaniano: "El analista se autoriza de sí mismo" y al que le agregamos una segunda parte a partir del Seminario 21: "pero no sin algunos otros".

Así, el cartel puede hacer su aporte, para que contingentemente despunte el acto ético (y alegre) del decir singular cada vez que hay autorización a escribir desde la tecla que falta.

NOTAS

  1. El 5 de noviembre de 2013 se crea una nueva Sección de la EOL en la ciudad de La Plata.
  2. Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Bs. As., Paidós, 1999, p. 239.
  3. Lacan, J. (1969) "Exhorto a la Escuela", Otros Escritos. Bs. As., Paidós, 2012, pp. 313-314.
  4. Miller, J.-A., (2001) "Para introducir un efecto de formación", Revista digital Consecuencias, n. 5, 2010, disponible en: https://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/005/template.php?file=arts/alcances/Para-introducir-el-efecto-de-formacion.html
  5. Miller, J.-A. (1986)"A propósito de los afectos", Matemas II. Bs. As., Manantial, 1991, pp. 162-163.
  6. Lacan, J. (1974) "Televisión", Otros escritos. Bs. As., Paidós, 2012, pp. 551-552.
  7. Miller, J.-A. (2001) "Para introducir un efecto de formación", op. cit. 4.
  8. Miller, J.-A. (2000-01) El lugar y el lazo. Bs. As., Paidós, 2012, p. 13.
  9. Tarrab, M. (1998) "En el cartel se puede obtener un camello", Másuno, n. 3. Bs. As., Secretaría Carteles, EOL, 1998, pp. 151-158.
  10. Miller, J.-A. (2001) "Para introducir un efecto de formación", op. cit. 4.
  11. Miller, J.-A. (1996) "Nueve facetas de la comunidad analítica", Másuno, n. 2. Bs. As., Secretaría Carteles, EOL, 1997, pp. 18-25.
  12. Millas, D. (2014) "Urgencia de formación", XXII Jornadas Nacionales de Carteles: Huellas de una experiencia. Bs. As., Grama, Secretaría de Carteles, EOL, p. 24.
  13. Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos…, op. cit., n. 2.