Si la histeria es un discurso,
¿por qué el discurso analítico no sería él también,
en tanto discurso, susceptible de una clínica?
(...) lo que me interesa es la clínica del discurso analítico mismo.
Jaques-Alain Miller[1]
Mi primera experiencia de cartel produjo olas: alojó marcas, las puso al trabajo y las relanzó en favor de la causa provocando mutaciones decisivas.
Algunos efectos se extendieron más allá de la duración del cartel y ello, interpreto hoy, se debió a la puesta en marcha de lo que Miller llama el punto de fuga en el campo de la formación analítica.
Podría decirse también tomando el mismo texto, "Para introducir el efecto-de-formación"[2], la instalación de ciertas condiciones subjetivas que hacen a lo analítico de la formación a partir del trabajo con otros, especialmente en su conexión con el propio análisis, lo cual abre la vía de un otro tratamiento del saber.
Dicho cartel, cuyo tema fue "El tiempo en psicoanálisis" y mi rasgo "La función del corte",evidenció un desfasaje entre lo que se producía epistémicamente en el trabajo colectivo, los principios de referencia para la práctica y lo que acontecía, o no, en el análisis de ese momento.
Mi analista no pertenecía al ámbito EOL aunque con algunos otros colocaba a Lacan como referencia, y esa marca me convocaba. Las sesiones eran de larga duración regularmente a la vez que la transferencia se sostenía de un permanente sentido agregado, conversaciones sobre temas varios que evitaban cernir alguna pieza suelta que importe en lo real del síntoma.
Como consecuencia de esa errancia simbólica el lazo transferencial desfalleció ante la presencia de los nuevos saberes que se introducían desde el exterior, a la inversa de lo que debería ocurrir según la "doctrina más aceptada de Lacan, que pone en el centro de la formación del analista su propio análisis […] zona donde desfallecen los saberes que se enseñan por la vía exterior"[3].
La entrada en control se sumaba al cartel a la hora de interrogar los fundamentos del acto analítico, y en esos bordes hubo un desplazamiento transferencial: desde lo que de manera amplia podía llamarse un disperso campo lacaniano, al "remolino"[4] del Campo Freudiano.
Inicié otro análisis que dura hasta hoy, comencé una formación sistemática en el ámbito del Instituto, me articulé al trabajo de Escuela y mi práctica cambió en adelante.
Es en los inicios del curso El banquete de los analistas, en el capítulo "Clínica y política", es donde Miller articula el epígrafe tomado para este escrito.
En este curso, donde la dimensión política del psicoanálisis es medular, ubica de entrada esta cuestión de interés: "una clínica del discurso analítico mismo", la frase se inscribe en otra anterior que abre el capítulo: "la única cuenta interesante de ajustar es la que uno tiene con el psicoanálisis mismo"[5].
Puede leerse allí que ajustar la cuenta con el psicoanálisis mismo implica que la dimensión de la formación permita a un practicante efectuar una clínica de eso que llamamos discurso analítico.
Dicho de otro modo: ceñir la relación y el anudamiento de uno al psicoanálisis puede efectuarse no sin la subjetivación con otros del discurso que se practica.
Hay otros términos gravitando en dicho capítulo articulados a este problema: "el discurso de la histeria, los analistas; la transmisión y el reclutamiento; la clínica del analizado y el pase; la carrera analítica, la política del analista; la ética, el acto, los grupos analíticos; la transferencia, la extraterritorialidad; la virulencia clínica del concepto de Escuela, el rechazo del concepto"[6] son algunos. El peso específico que tiene cada uno de ellos dice sobre el alcance de la cuestión.
Una clínica del discurso analítico apoyada en el trabajo colectivo pero cuyo punto de impacto es a nivel del modo singular de encarnar el psicoanálisis, tal vez consista en el montaje de un aparato de lectura que, contando con la posición analizante que introduce el punto de fuga en la formación, coloque al psicoanálisis mismo como significante de la transferencia en la Escuela sujeto.
En ello, el "órgano cartel" puede ser la bisagra que conduce a las bases analíticas de la formación.
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