Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener él cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Benjamín Branca: En primer lugar, creo que un aporte esencial del cartel es que invita al practicante a tomar una posición activa en la elaboración de saber sobre las vicisitudes de la practica hospitalaria. En esto se distingue de otros dispositivos que se sostienen en el discurso universitario, permitiendo otro modo de aproximarse a la formación y la investigación sin suponer un saber ya constituido de antemano. En la misma línea, me parece que el hecho de que se concluya el cartel con la producción de un escrito, que pueda ser llevado a las Jornadas de Carteles y puesto nuevamente a conversar con otros, permite una instancia de elaboración propia de la práctica con un saldo muy interesante.

Por otro lado, me parece fundamental que el cartel permita establecer un lazo entre el hospital y la Escuela, favoreciendo la posibilidad de llevar el discurso analítico al hospital y articulando también la práctica hospitalaria a la formación analítica.

S. C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

B. B.: Pienso que sí. En él hospital uno se ve confrontado constantemente con obstáculos y dificultades que pueden convertirse rápidamente en una fuente de malestar. Ya sea por la complejidad de los casos o la dificultad para dialogar con otros discursos que habitan la institución, el trabajo en el hospital requiere pensar y reinventar constantemente los modos de practicar el psicoanálisis allí y creo que el cartel es un dispositivo que puede alojar estos interrogantes. Poder poner a trabajar con otros en un cartel las preguntas que suscitan estas dificultades puede ser un modo efectivo de revitalizar la práctica y tratar el malestar que producen.

En esta línea pienso que el cartel, relacionado a la práctica del psicoanálisis en el hospital, tiene algo de lo que señala Lacan en "La psiquiatría inglesa y la guerra" con respecto al trabajo de Bion durante la segunda guerra mundial cuando dice que él encuentra en esta experiencia "[…] la impresión del milagro freudiano: encontrar en el impasse como tal de una situación, la fuerza viva de la intervención"[1].