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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Pablo Puentes*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Pablo Puentes: El cartel como instrumento de formación de los practicantes del psicoanálisis, es un lugar privilegiado para hacer y sostener un lazo a la Escuela. Diría además, un espacio para formalizar algo de la práctica, en este caso institucional.

Remitir la formación de los analistas al cartel, es un movimiento que en esta práctica institucional, implica una doble apuesta. Por un lado, la de transmitir aquello que de la clínica con jóvenes que asisten a una institución orientada por el psicoanálisis, puede aportar al saber analítico y además propiciar una conexión del psicoanálisis con otros campos a través de sus lecturas fundamentales.

Bajo estas coordenadas, considero que el aporte distintivo de la experiencia del cartel se centra en poner a punto el esfuerzo de bien decir, decir mejor nuestra clínica.

El cartel, es una instancia colectiva que puede pensarse como una invitación al practicante a producir sus elaboraciones, ya sea en las reuniones periódicas o sus escritos. Y en el intercambio epistémico y clínico, aportar y apostar a una enunciación que propicie el bien decir.

S.C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

P. P.: La aplicación del psicoanálisis en instituciones que tratan el autismo y las psicosis en la infancia, acompañada por la sistemática reflexión teórica sobre lo que ocurre diariamente en los dispositivos, requiere saber leer lo real en juego allí.

El saber no está puesto en una pretendida especialización de los practicantes, se trata de un saber siempre a construir, abierto a lo novedoso, y a la creación de modalidades de alojar y limitar un goce que se desboca por momentos, favoreciendo los medios para que los hallazgos subjetivos se produzcan.

Es necesario saber hacer en nombre propio, tratando de evitar la cristalización de un Otro Amo en la institución, sopesando las consecuencias que en esta clínica conllevaría y propiciando la presentación de un Otro reglado, limitado, permutante, pluralizado, no estandarizado, atento y a la mano del sujeto, evitando ser asimilado en el lugar de la imposición arbitraria, la persecución o la destrucción.

En las reuniones clínicas se construye y orienta la práctica institucional que se despliega, y al mismo tiempo, se vacía la posible cristalización de ese saber, dirigiendo la pregunta a un saber éxtimo.

Esta operación de vaciamiento, junto a la ausencia de protocolos y saberes estandarizados, deja del lado de la institución la construcción y orientación clínica, remitiendo el saber analítico a otras instancias del Campo Freudiano. En ese sentido el cartel se revela como una de esas instancias, un lugar éxtimo donde esclarecer y producir un saber sobre el funcionamiento del ser hablante y las modalidades de sus lazos, no como un saber adquirido, sino como un saber a inventar e investigar las soluciones inéditas.

NOTAS

* Lic. en Psicología. Coordinador institucional, Fundación Avenir. Córdoba.