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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Verónica Ramírez*

Secretaria de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Verónica Ramírez: Formarse en el ámbito hospitalario conlleva una rica e intensa experiencia clínica. Cuando comencé a transitar por los pasillos del hospital, me sorprendía ver cómo convivían los diferentes discursos entre esas paredes. Aprender de esa convivencia, se vuelve crucial en la formación como analista. Uno va armando transferencias de trabajo, habita la institución pública haciendo el esfuerzo de hacer existir el discurso analítico.

A modo de formación, Mafalda organiza anualmente un curso de posgrado, e invita a la escritura para presentar en varios congresos. La introducción del cartel ha sido un aporte novedoso para esta formación. Permitió ubicar que el saber no recae solamente sobre los otros, produciendo como efecto un trabajo entre varios dando cuenta que éste saber se arma en la trama institucional. Si entendemos al cartel como un instrumento de formación para los analistas, en tanto órgano base de la Escuela, se vuelve un dispositivo privilegiado que permite un lazo de trabajo entre analistas, y con la Escuela. Por lo tanto, no se trataría sólo de que haya psicoanalistas en el hospital, lo cual ya es un logro, sino que a partir de la experiencia del cartel el trabajo de Escuela esté presente.

S.C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

V. R.:Sin dudas, el cartel ha sido un modo de poner a trabajar ese síntoma institucional que todo dispositivo conlleva. Ser practicante del psicoanálisis en un hospital público, sobre todo en un hospital de día para niños con diagnóstico de TEA no es tarea fácil. Nos vemos confrontados a lidiar con la pregnancia de lo instituido por sobre lo instituyente. Los ideales de cura, los tratamientos estandarizados se imponen desde el discurso Amo y es necesario interrogarlos, para que no se vuelvan mandatos a cumplir. En una clínica donde el analista está en relación directa de lo real con lo real[1] la angustia y frustración son frecuentes. El cartel permitió tramitar algo de ese real que se pone en juego.

Mafalda como dispositivo clínico, da cuenta de "un esfuerzo continúo por inventar un lazo con los niños autistas para que ellos puedan servirse de ese lazo y estar un poco más cerca del sentimiento de la vida"[2]. El cartel, como dispositivo privilegiado, para llevar a la Escuela por fuera de sus fronteras, es a su vez un modo de hacer lazo con otros.

Que el cartel como un modo de hacer lazo llegue a las vecindades de la Escuela, como lo es el hospital público, permite preservar lo analítico en lo institucional.

NOTAS

* Lic. en Psicología. Dispositivo de Hospital de Día "Mafalda", Hospital General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez, ciudad de Buenos Aires.

  1. Miller, J.-A. (2006-07) El ultimísimo Lacan. Bs. As., Paidós, 2014.
  2. Camaly, G. (2019) "Prólogo", Autismo y Mafalda: un recorrido singular en el hospital. Bs. As., Grama, pp. 5-9.