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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Gonzalo Domínguez de Ugalde*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario? ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

Gonzalo Domínguez de Ugalde: En los hospitales hay grupos de estudio, seminarios, supervisiones, debates en los pasillos, peleas en las revistas de sala y un sinfín de vinculaciones automatizadas que no horadan aquello que para el cartel es principio: la enunciación. ¿Qué lugar queda para la enunciación en la vorágine del trabajo hospitalario con sus tiempos súbitos? En todo desencuentro, ese más allá del dicho queda sin espacio y allí mismo, se "urgencian" las emergencias.

Igual para las grupalidades, esas masas de las instituciones que favorecen la segregación y la violencia ¿qué consecuencia tienen sino aquellas que trae barrer el plano de la enunciación? Hay un paralelismo no anudable entre el individualismo del "soy lo que digo"[1] y los grupos como somos lo que decimos.

En la mayoría de los hospitales, se cree sin fe en el plano del hecho y del enunciado, eso que pasó significa tal cosa y punto. ¿Qué tiene que ver esto con los múltiples sufrimientos que en las instituciones hospitalarias se padecen? Exceso de auto medicación psicofarmacológica, mal ambiente laboral, violencias físicas y verbales, desprecio hacia los usuarios, consumos problemáticos, etc.

Todas estas dolencias y desencuentros implican, sin lograrlo del todo, ya que retorna como síntoma, dejar afuera el campo de la enunciación. Y justamente ¿qué tipo de lazo incluye e impulsa el cartel sino aquel que rastrea la enunciación?

El cartel perturba la grupalidad en pos de dejar comandar al vacío-de-saber. Es por esto, que instituye la incomodidad como un estado anti-identificatorio. Al luchar contra la cimentación de la "yocracia"[2] hace primar lo innombrable como dirección. No se sabe adónde llevará el rasgo, ni cómo responder su pregunta, tampoco hay producción escrita de antemano, ni destino estricto para ello. Así pues, la metodología del cartel alimenta la incomodidad y, en consecuencia, arrima a lo singular.

No obstante, aunque la enunciación colectiva es imposible, esta no es sin otros. Es un trabajo colectivo aconsejado por el impasse, el de uno y el del otro. Es una plática de impasses que se deja orientar por los ecos de cada uno a fin de saber-hacer con lo heterogéneo y bien-decir la inalcanzable absorción de la verdad por el saber.

Por esta razón, es la resonancia de la enunciación lo que comanda la conversación de los cartelizantes. La enseñanza de ello para el hospital es que todo problema vincular consiste en olvidar que "lo que se oye no tiene ninguna relación con lo que significa"[3].

NOTAS

* Lic. en Psicología. Residente de Psicología Clínica de 3er. año, Hospital Central de la ciudad de Mendoza, Mendoza.

  1. Miller, J.-A. (2022) "La escucha con y sin interpretación", Lacaniana, n. 31. Bs. As., EOL, Grama, pp. 17-27.
  2. Lacan, J. (1969-70) El seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis. Barcelona, Paidós, 1992, p. 43.
  3. Lacan, J. (1972-73) El Seminario, Libro 20, Aún. Bs. As., Paidós, 1981, p. 40.