Ir, juntarse y disolver con propósitos de saber para obtener un producto propio de cada uno. Juntos, uno por uno y un cálculo colectivo, inscripción del trabajo en una comunidad. Entonces una producción valorada, vectorializada. Centrada la competencia viva en hacer avanzar al saber, se puede hacer algo en común que no reprima la soledad. El cartel se declara, identificación con grupo por la diagonal de estar dispuesto a responder ¿Con qué se identifica usted? Conviene apostar con el rasgo de cada cual. Portar el rasgo.
Si la elaboración es siempre provocada, hay que invitar: ejercicio de una generosidad sin modestia. Esto nos confronta con un imposible por real, tanto como aquel del discurso histérico: Hacer desear. Se constata una tendencia que irrumpe con naturalidad: La Reacción-Laboral-Negativa.
La identificación con el grupo no debe desconocer el real que lo funda de allí, la puesta periódica de las crisis, lo que no anda también orienta.
Nombremos tres resistencias con las que nos topamos en tan peculiar manera de disponerse al trabajo que nos compete.
Frente a reacciones que son bien comunes, lo transitorio que hace lugar al hiato, es recurso humano también, el chiste del rasgo posibilita pasar de lo infinito trágico a lo transfinito cómico, alojando los diversos estados de la transferencia sobre el psicoanálisis. El trabajo elegido y decidido es un modo de respuesta al malestar, una técnica de conducirse en la vida que nos inserta en la comunidad, un desplazamiento de goce, en y con el prójimo aprendemos a discernir y lo dispar anima. Hay del amor al saber y acaso del deseo de saber, inédito, eventual. Transgredir la ley del inconsciente, aquella que reza: no querer saber. No nos ceguemos con la natural cobardía para pensar. Dado que pensar asusta, el cartel da ocasión para las ganas de existir que hace a la contingencia del encuentro, que responde de la lógica del no todo articulada a la lógica del todo y la excepción.
NOTAS
* Texto originalmente publicado en la Revista de la Secretaría de Carteles, másuno, n. 4. Bs. As., EOL, 1999, pp. 151-153.