4 Más uno

NUEVA SERIE #4

Efectos del cartel

Helga Rey

Agradezco a Lucas Leserre por la invitación, ya que me convocó a detenerme en algo que hasta ahora no había hecho: los comienzos de mi experiencia de cartel. Esa experiencia trajo nuevas transferencias y lazos, y les voy a ser sincera, pensar en esto me emociona.

Haciendo un poco de historia de los inicios, antes de mis inicios, en 1997, un grupo de colegas convocados por Azucena Zanón, se suman a la propuesta de "Carteles San Carlos de Bariloche". Así esta propuesta llevó, un año después, a conformar la Fundación Centro Psicoanalítico Bariloche.

Pero mi llegada a la ciudad recién fue en el año 2000. Con el título bajo el brazo y la idea de continuar la formación en psicoanálisis de orientación lacaniana, golpeo las puertas de la Fundación.

Fue el momento propicio para empezar un cartel; nunca había hecho uno. ¿Por qué propicio? Luego les cuento.

Había otros espacios, pero elegí sumarme a un cartel, sin tener en claro muy bien de qué se trataba.

La dinámica era anotarse, había una fecha, se armaban los carteles con un más-uno y cada grupo pautaba frecuencia de encuentro.

Nuestros encuentros iban a ser una vez por mes y el tema: histeria.

Estuve buscando el trabajo, efecto de ese cartel, pero, claro, pasaron tantos años que no logré encontrarlo.

Sí recuerdo tres palabras que resuenan de ese recorrido: necesidad-demanda-deseo. Dentro de esas tres palabras me zambullí.

En ese momento el vacío de saber lo vivía como fuertes ráfagas que me volteaban. Con esa sensación, el dispositivo, totalmente nuevo para mí, era un tutor que no permitía ser arrastrada por la angustia del no saber. Es más, ese agujero, compartido, conversado, me sorprendió, e increíblemente avivó mi deseo.

Poner en palabras mis preguntas y comentarle a otros, esos tres más-uno, fue un desafío; pero también me permitió tomar un camino y encuadre diferente al conocido.

Así, el vacío de saber, que me anclaba y entorpecía en la época universitaria, se convirtió en motor y empezó a entusiasmarme. Comencé a poner en el banquillo aquellos conceptos que creía tenerlos claros… necesidad… demanda… deseo, y me acerqué a otros que eran tan lejanos o, me atrevería a decir, recién escuchados.

Esa primera experiencia dejó su huella, huella que ha marcado un modo de transitar, de leer, de plasmar en el papel. Una experiencia que abrió la puerta para hundirme, de manera distinta, en esos textos que creía tan distantes; y apostar a que algo de ellos pudiera hacerlo propio.

Me quedo pensando, la diferencia entre el cartel y un espacio de formación con otro marco. En el cartel acompañan tres más-uno. Cada uno elige un tema que lo convoca, un rasgo, bajo un interés común a los cinco. Lo que surge de ese camino es singular, pero definitivamente lo importante es que sea con otros.

En aquel momento no tenía ni idea que era un más-uno. Solo transitarlo me permitió despejar su lugar, sin ninguna teorización de por medio, solo por la experiencia. Y desde la experiencia es que puedo decir que el más-uno es lo que empuja, acompaña, sin obturar, el recorrido de cada integrante. De la misma manera el más-uno tiene su propio recorrido.

Ahí también me enteré que un cartel se declaraba, ¿qué era eso?, se inscribía, había un registro de todos los carteles que funcionaban en el país. Una sorpresa para mí. Comencé a tomar dimensión, de a poco, de lo importante que era ese espacio.

Fue la primera vez que compartí, expuse, un trabajo frente a otros. Aquel recorrido me permitió una producción que presenté en las Pre Jornadas Locales de Carteles; excelente oportunidad para dar el paso.

Esa experiencia fue la que instaló una serie de presentaciones de trabajos en distintos ámbitos, serie que aún sigue.

Si pienso en mi participación en los diferentes carteles a lo largo de todos estos años, sumando los carteles que estoy transitando ahora, pienso en marcas. Cada uno lo recuerdo con alguna palabra, alguna página… página 63 del Seminario 11: "tyche encuentro fallido", página 273 Seminario 16: real-Calcuta, página 64 del Seminario 23: cuerpo-consistencia-única… y podría seguir.

Son marcas que resuenan una y otra vez. Me alivia saber que vuelvo a esa página y me encuentro con algo conocido, pero para leer distinto. Lo conocido toma otra forma, aportando un nuevo saldo de saber.

Cuando recuerdo una referencia, un dato epistémico, un concepto, un tema cercano a alguno de los rasgos, me remite al momento del cartel.

Los carteles que siguieron se conformaron de distintas maneras, desde carteles ampliados, colegas que me invitaron a un cartel, colegas con los que pensamos armar un cartel y elegimos un más-uno, cartel armado a partir de la transferencia con el más-uno…

Así desde ese primero, los que le siguieron fueron causados por distintos encuadres, "Rumbo a ENAPOL", "Rumbo al Congreso de la AMP", producción para sumar en la página de las Jornadas de la EOL. ¿Qué del padre?, mi rasgo: "Qué del padre en la psicosis", cartel del Seminario 16, mi rasgo "Apuesta a la inconsistencia del Otro".

Y en el 2015 una experiencia increíble fue hacer un cartel con artistas, el producto: un libro y una muestra.

Lo digo y me pregunto ¿por qué los tengo tan presentes a cada uno? Supongo que es lo que resuena del recorrido singular. Camino de formación, efectos que acompaña en cada paso, en cada lectura el rasgo.

Ahora sí, ¿por qué fue el momento propicio para empezar un cartel?, porque fue lo que posibilitó que ese lazo instalara otra manera de encuentro con lo epistémico, con lo clínico; otra manera de leer y la singular manera de escribir. Fue la puerta primera que se abrió y generó una ininterrumpida transferencia de trabajo, con colegas de acá y de allá.

El cartel ha sido la experiencia motor de los inicios y del camino. Me seguirá acompañando, sorprendiendo y posibilitando zambullirme en los textos, de manera singular, pero con otros.