Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Manuel Bau: Algunos zumbidos. Hay instituciones que se organizan como una colmena, con funciones diferenciadas abocadas a un fin. Algunas bordeando, lo que Freud pensaba como imposibles: gobernar, educar, curar. La institución en que trabajo se asienta en tres pilares fundamentales en relación a la asistencia de cuadros psiquiátricos agudos: Guardia interdisciplinaria, internación y consultorio externo. Además de lo asistencial, tiene una función de capacitación con posgrado de distintas disciplinas, residencias interdisciplinarias, prácticas supervisadas de otras instituciones, practicantes de distintas universidades. Este enjambre está encarnado por seres hablantes y como todo lugar donde hay lazos sociales hay urgencias. Es una institución en urgencia permanente. Se dan sus pausas en las supervisiones, en reuniones de equipos, ateneos en los servicios, ateneos centrales y jornadas institucionales mensuales. La atmósfera por momentos se vuelve insoportable, necesita como en la colmena de las abejas ventiladores que regulen la temperatura y la humedad. Para eso también puede servir el cartel, tiene esa función de airear. Es una propuesta original pensada por Lacan en que cuatro se juntan alrededor de un tema o problema que los convoque con un más-uno que provoca una elaboración colectiva con una producción individual, una separación entre saber y verdad a diferencia de las propuestas académicas.

S. C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

M. B.: Si tuviese que aislar dos respuestas de los integrantes de una institución frente a la crisis o malestar institucional, diría que por un lado proponen que "la salida es colectiva" y por otro lado que "la salida es individual y hago la mía". Ambas son insuficientes e incompatibles. Ni tomados por el efecto de grupo alienados a un ideal ni el individualismo neo liberal. En momentos de crisis y malestar apelar a la capacitación y a la investigación es una salida. Y por eso pienso que en algunos momentos el cartel es una apuesta válida para que lo colectivo no tenga efecto de masificación y una oportunidad para que la enunciación de cada uno se haga posible. Producir como esa miel de las colmenas, ese alimento paradójico, que químicamente es muy ácido, pero es dulce y cremoso al paladar. El cartel bordea frecuentemente temas como lo insoportable, lo imposible, lo urgente, permitiendo avanzar en lo epistémico, lo clínico y lo político, gotitas de miel que atempera el malestar.