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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Nicolás Katzer*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Nicolás Katzer: En conversación con la RPA (Red de Psicoanálisis Aplicado de la FAPOL) cuando solicité inscribirme en la misma, recibí como respuesta una pregunta: ¿Cuáles son las dificultades e impasses con los se encuentra en su práctica institucional hoy? Dicha pregunta buscaba verificar la presencia del discurso analítico en las instituciones. Cuento esto a raíz de lo que me sugiere la pegunta por el aporte distintivo del cartel en el ámbito hospitalario. Entonces, si sostenemos que el cartel tiene dos grandes funciones: por un lado, la investigación, el estudio y la producción de un saber en psicoanálisis y por el otro, limitar los efectos de grupo, me parece que el cartel se hace indispensable a la hora de practicar el psicoanálisis en los hospitales. Lo que se podría decir de otra manera: el cartel sería el dispositivo principal para pensar la manera en que el discurso analítico puede sostenerse en las instituciones hospitalarias.

Ahora bien, habría que destacar el siguiente punto: si sostenemos la lógica del cartel en tanto "elaboración colectiva, producción individual", esta misma lógica rige para el discurso analítico en tanto tal. Es decir, le queda a cada quien inventar y producir -cartel mediante- la manera de sostener el psicoanálisis en las instituciones hospitalarias.

S.C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

N. K.: En el horizonte del enunciado de esta pregunta se puede divisar una respuesta concisa y concreta: si o no. Yo digo, sí. No obstante, habría que precisar algunos argumentos. Lo haré en tres puntos:

1. El malestar institucional o de lo real a lo imaginario: la hipótesis de Freud es que en lo más íntimo de todo colectivo social hay un real que es fuente de malestar que no se resuelve, por estructura. Dicho real hace signo de lo que en el significante no anda, vale decir, la imposibilidad de representar a los sujetos y al goce. Frente al malestar, el grupo como formación imaginaria se instituye como defensa que cristaliza las identificaciones horizontales que ubican un rasgo en un Otro amo que fundamenta la identificación vertical.

2. La propuesta de Lacan: el cartel entonces no intenta renegar de las formaciones grupales, no las desconoce, pero si intenta limitarlas. En este sentido el cartel es un cambio de perspectiva, es el reverso del grupo. Si en el grupo como defensa funciona el discurso del amo, en el cartel como respuesta opera su inverso: el discurso analítico. Vale decir, un discurso que no opera desde el Ideal, S1 o rasgo en el Otro, sino más bien desde el (a) como causa de trabajo.

3. De lo imaginario a lo real: si no se desmiente la formación grupal, tampoco se desmiente la figura del líder. Ahora bien, el cartel como inverso al grupo produce en su trabajo al más-uno que, no ubicado en lugar de (I) sino de (a) opera agujereando la formación imaginaria para transformar ese real que habita en lo íntimo del grupo en causa de deseo y trasferencia de trabajo. Por eso el más-uno es nudo entre el grupo y el cartel, entre los sujetos y la Escuela, entre el psicoanálisis y su política.

NOTAS

* Lic. en Psicología. Atención Primaria de la Salud (APS), provincia de San Luis.