4 Más uno

NUEVA SERIE #4

"No espero nada de las personas, y sí algo del funcionamiento"[1]

Dominique Corpelet*

Cuando Lacan funda la Escuela Freudiana de Paris en 1964, él imagina un dispositivo que permita a los analistas ponerse al trabajo: el cartel. Es un pequeño grupo de tres a cinco miembros, al que se agrega otro, llamado más-uno, él también es un cartelizante, que ocupa un lugar Otro. El cartel tiene una duración de trabajo de un año, a veces dos. Es entonces un dispositivo donde algunos se ponen a trabajar, un tiempo determinado, y después permutarán. Es una manera de involucrarse en la Escuela. Se trata para Lacan de ir en contra de todo caudillismo, y "nadie se considerará retrogradado por retornar al rango de un trabajo de base"[2].

¿En qué un cartel no es un grupo de trabajo como los otros?

Subrayamos que el manejo del tiempo importa, no nos eternizamos en un cartel. A diferencia de un grupo que puede durar, el cartel tiene un desenlace que se inscribe de inmediato y los cartelizantes son invitados a no ser perezosos y a no estar satisfechos en ese lugar.

Lacan apunta a una puesta al trabajo dando lugar a una lógica que consiste en descompletar, para hacer existir el no-todo. Al comienzo, el cartel mismo está sometido a la descompletud, con la función del más-uno que ocupa un lugar éxtimo. Es también el grupo analítico, la Escuela, que se encuentra descompletada por el cartel, porque el trabajo se hace, no desde un magíster dirigiéndose a todos que permitiría agregar un todo, sino en estas pequeñas entidades.

La experiencia de la Escuela fundada por Lacan en el '64 dura dieciséis años. En su seminario "Disolución" de 1980, al constatar el fracaso, acusando recibo de los efectos de grupo obstaculizaban el trabajo y la elaboración de saber en su Escuela, Lacan "padre severo"[3], dice: "No espero nada de las personas, y sí algo del funcionamiento"[4]. Disuelve la Escuela Freudiana de Paris, y reitera por qué él había fundado la Escuela: "para el trabajo"[5]. Convoca de nuevo al cartel, al que eleva al rango de "órgano basal". Afina la formalización y precisa cinco puntos; el punto tres sobre la permutación, "para evitar el efecto de cola". En el punto cinco propone el sorteo, para asegurar la renovación regular de los puntos de referencia "establecidos a fin de vectorializar el conjunto"[6]. Se tiene aquí una formalización lógica que se inscribe en el "Acto de fundación" del '64. Eso permuta, eso circula, está vectorizado. El cartel reposa sobre una base lógica sólida, destinada a eliminar todo riesgo de pegoteo, que amenaza toda forma de grupo

¿Pero qué tipo de saber puede resultar de tal dispositivo?

J.-A. Miller en su curso Lo real en la experiencia analítica, distingue deseo del analista de deseo del analizante. El deseo del analista es el deseo de obtener la diferencia absoluta de cada analizante. No es un deseo de saber. Del lado del analizante, al contrario, lo que opera es un deseo de saber. Para Lacan, se trata que la Escuela permita al psicoanalista ponerse en una posición deseante en cuanto al saber: "La pregunta institucional de Lacan […] se trata muy simplemente de saber cómo reinocular en el analista el deseo de saber, cómo volver a ponerlo en una posición analizante con respecto al sujeto supuesto saber, cuando esta va contra su posición de agente del discurso analítico. Se precisa una fuerza muy poderosa"[7]. La Escuela es entonces esa fuerza capaz de "volver a poner al analista en una posición analizante con respecto al sujeto supuesto saber, de volver a ponerlo en relación con la ignorancia"[8].

El cartel puede relanzar el deseo de saber. Notemos que Lacan denuncia en el '80, el efecto de grupo que se juega "a expensas del efecto de discurso que se espera de la experiencia, cuando ésta es freudiana". Recuerda lo que sucedió en el grupo analítico formado por Freud: "el grupo psicoanalítico prevaleció sobre el discurso", y como resultado devino una Iglesia. El cartel favorece la creación de un torbellino que va en contra el "efecto de grupo consolidado"[9]. Se puede esperar del cartel que sea un dispositivo de d'escuelaje, no sin consecuencias sobre el saber que allí puede ser producido, sobre quien se incluye en él y sobre su deseo. El cartel puede preservar el lugar de una falta, con el fin que un saber inédito emerja. Y puede preservar el lugar de lo no sabido[10], para que allí se ordene un saber que no sea repetido.

De esta manera, algo de lo más singular del cartelizante puede resonar en el cartel. El cartelizante aborda un texto desde el punto del análisis en el que él está. El sentido que pone allí, todo lo suyo que pone, no será sin una resonancia con el punto de real que eventualmente ha cernido en su análisis. Esto solo es posible, porque el cartel, con su lógica de descompletud, puede dejar lugar a lo singular. El cartel no borra lo singular por lo universal. No es un curso magistral. El más-uno no está en el lugar del magíster dixit. El cartel no ofrece un sentido común ya hecho que valdría para todos.

En conclusión, el cartel puede dejar lugar a un saber que no pertenece ni al amo, ni a la universidad.

Traducción: Claudia Caruncho
Establecimiento: Marisa Moretto y Virginia Notenson

NOTAS

* Miembro AP de la École de la Cause Freudienne y de la AMP, actual responsable de la Comisión de Carteles de la ECF.

  1. Lacan, J. (1980) "El Otro falta", En los confines del Seminario. Bs. As., Paidós, 2022, p. 58.
  2. Lacan J. (1964) "Acto de fundación", Otros Escritos. Bs. As., Paidós, 2012, p. 248.
  3. Hay homofonía entre persévère ("persevero") y père sévère (padre severo). Lacan, J. (1980) "Carta de disolución", En los confines del Seminario. Bs. As., Paidós, 2022, p. 55.
  4. Lacan, J. (1980) "El Otro falta", op. cit. 1.
  5. Lacan, J. (1980) "Carta de disolución", op. cit. 3, p. 54.
  6. Lacan, J. (1980) "D'escuelaje", En los confines del Seminario. Bs. As., Paidós, 2022, p. 63.
  7. Miller J.-A. (1998-99) La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Bs. As., Paidós, 2003, pp. 18-19.
  8. Ibid., p. 19.
  9. Lacan, J. (1980) "Carta de disolución", op. cit. 3, p. 54.
  10. Lacan J. (1967) "Proposición del 9 octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela", op. cit., n. 2, p. 268: "[…] eso se articula en cadena de letras tan rigurosas que, a condición de no fallar ninguna, lo no sabido se ordena como el marco del saber".