4 Más uno

NUEVA SERIE #2

Bumerán

Beatriz Gonzalez-Renou, Miembro de la ECF-AMP

Comisión de carteles de la Escuela de la Causa Freudiana (ECF)

El cartel es una de las tres bases sobre las que Jacques Lacan fundó su Escuela en 1964.

¿La experiencia de un cartel puede producir efectos formativos en quienes se comprometen? Sí. Existen numerosos testimonios de esto.

¿Cómo abordar hoy el dispositivo que constituye el cartel? ¿Dónde nos encontramos respecto a este órgano de base, cuya primera formalización se encuentra en el "Acta de fundación"?

¿Se trata aquí de explicar lo que es un cartel? No lo creo. ¿De hablar de la experiencia propia de cartelisante? ¿O de la de Más Uno? En realidad, no. ¿De proceder a una actualización de tipo: el cartel en el siglo XXI? Nada más alejado de ello. ¿Pero qué es lo que hace tan difícil abordar el cartel? Esta dificultad me parece beneficiosa, ya que es de estructura.

Sin darme cuenta, me encontré explorando la trayectoria de este invento de Lacan. Habría mucho para decir. Pero retomaré aquí solo algunos momentos clave.

A pesar de que desde 1964 Lacan coloca el cartel en el centro de su Escuela, poco ha dicho sobre él. Esta sobriedad sobre el cartel es sorprendente. Es por medio de una fórmula, tan sólida como ligera, que Lacan introduce el cartel:

Para la ejecución del trabajo, adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo. Cada uno de ellos […] se compondrá de tres personas como mínimo, de cinco como máximo, cuatro es la justa medida. Más Una encargada de la selección, de la discusión y del destino que se reservará al trabajo de cada uno.

Luego de un cierto tiempo de funcionamiento, los elementos de un grupo se les propondrá permutar en otro.

El cargo de dirección no constituirá un caudillismo cuyo servicio prestado se capitalizaría para el acceso a un grado superior, y nadie se considerará retrógrado por retornar al rango de un trabajo de base. [1]

En aquel momento, Lacan hace del cartel uno de los dos accesos por los que "Uno se compromete en la Escuela".

Con esta indicación sobre el cartel, tan minimalista como posible, Lacan establece, ni más ni menos, las condiciones precisas para crear un lugar vacío donde pueda emerger un trozo de saber nuevo a partir de lo que esos "4 + 1" van a poner a prueba. Y esto será a través de una lectura donde cada uno compromete su aporte singular junto a su propia palabra, junto a su tiempo, junto a su cuerpo.

Dieciséis años más tarde, cuando en 1980 Lacan disuelve la EFP, avanza un poco más en los siguientes términos: "Con ellos [quienes están a su lado], sin demora, lanzo la Causa freudiana –y restauro en su favor el órgano de base tomado de la fundación de la Escuela, o sea el cartel, cuya formalización, tomando en cuenta la experiencia, afino". [2] Agrega que el único "progreso" que se ha de esperar es el de "poner a cielo abierto, periódicamente, tanto de los resultados como las crisis del trabajo".

Hagamos otro salto temporal. En 1994, en su intervención "El cartel en el mundo", [3] Jacques-Alain Miller examina en detalle la primera formalización que Lacan realiza del cartel: remarca la insistencia de Lacan al instaurar al cartel como EL medio para ejecutar EL trabajo de la Escuela. Pero observemos que en aquel momento (1964), está todo por hacerse, por construirse y por sostenerse. Sucede lo mismo con la permanencia de la enseñanza de Lacan, su transmisión, y, por lo tanto, la del psicoanálisis. De allí su llamado a contar con el deseo de "trabajadores decididos".

Pero entonces, en 2021, ¿podemos decir que el cartel tiene el mismo lugar que en 1964, o que en 1980? ¿O que incluso en 1986? ¿O en 1994? Es preciso constatar que, si bien el cartel permanece en el centro de la Escuela, su función y sus usos, a mi parecer, han cambiado. El mundo ya no es el mismo, y el psicoanálisis libra de otra forma la batalla de la que depende su supervivencia.

Sería difícil afirmar hoy que el cartel en tanto órgano de base de la Escuela sigue siendo EL medio a través del cual se ejecuta EL trabajo de la Escuela. Sin embargo, en el momento en que el psicoanálisis está cada vez menos presente allí donde reina el Amo, el cartel conserva de manera intacta la subversión que él encierra. Diría que el cartel sigue siendo el órgano de base en tanto artefacto minimalista y poderoso que obra hacia otra manera de leer los textos fundamentales del psicoanálisis, el de ayer y el de hoy.

Desde este punto de vista, Lacan causó, definitivamente, un gran impacto con el cartel.

Siguiendo la ruta que me trajo hasta aquí, me topé nuevamente con un texto muy esclarecedor sobre el cartel: "Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada", [4] escrito en 1986 por Jacques-Alain Miller. Si tuviera que retener solo un punto sería aquel que J.-A. Miller trata como "la cuestión tan delicada de la transferencia en el cartel". [5] ¿De qué se trata? Propone esta respuesta: la transferencia en el cartel se vuelve "trabajo de transferencia de trabajo". [6]El cartel exige "que el más-uno no se apropie del efecto de atracción, sino que lo refiera a otra parte, entre nosotros, a Freud y a Lacan". [7]

A partir de esta puntuación, me vino de repente una idea algo descabellada: el cartel-bumerán. ¡Sí! Al igual que el bumerán, el cartel realiza un movimiento y una trayectoria. La especificidad propia de cada elemento del bumerán hace posible que, una vez lanzado, y dando vueltas sobre sí mismo, realice un círculo que lo traiga de vuelta a su punto de partida. Es así que en este pequeño ensamble efímero formado por "cuatro más uno" puede producir en cada Uno un movimiento diferente, pero más o menos simultáneo y, si el lanzamiento siguió la dirección correcta, como un bumerán, volverá al lugar desde donde salió. Si aplicamos esta metáfora al cartel, este punto de partida donde volverá, no es más que la Escuela donde es posible albergar y transmitir la ganancia de saber producida durante esta suerte de lectura-trayecto.

Esto plantea la siguiente pregunta: ¿qué es "leer" en cartel?

En 1971, en su escrito "Lituratierra",Lacan desliza una frase que me ha resultado opaca, pero en la que no he dejado de pensar. Criticando a los lectores de Poe que buscan comprender la obra del escritor a partir de su psicobiografía, Lacan señala: "Tampoco mi propio texto podría resolverse por la mía [psicobiografía]: el anhelo que formaría por ejemplo de ser, por fin, leído convenientemente. Pues aún haría falta para ello que se desarrolle lo que entiendo que la letra/carta lleva para llegar siempre a su destino". [8]

Esta frase es sorprendente: el anhelo de ser finalmente leído convenientemente. Lacan no dice: de ser leído finalmente "correctamente" o "verdaderamente". Dice "convenientemente". Y nos da, sin que lo parezca, un indicio: tratar un texto como él trata la letra/carta. Es decir, dando un lugar al enigma que contiene cada texto. A partir de este abordaje, el cartel puede ser el sitio donde se reserva un lugar destacado a los escollos, a aquello que no entendemos de inmediato pero que puede ser elucidado.

La experiencia del cartel sería entonces la de aventurarse a leer orientándose a través del enigma y del hueco y no de la comprensión, ni mucho menos de la satisfacción propia de la palabra plena, fluida y fácil. Desde este punto de vista, leer en cartel implica cierta relación al alegre saber.

Para concluir estas palabras sobre el cartel de la Escuela de Lacan, Julio Verne me ha sido de ayuda. He aquí lo que él escribe, en Los hijos del Capitán Grant, sobre una escena donde un pequeño grupo de exploradores en Australia asiste a la performance de un bumerán:

El bumerán consistía simplemente en un pedazo de palo duro y encorvado […]. Era el instrumento tan sencillo como incomprensibles sus evoluciones. "¡He aquí a lo que se reduce el famoso bumerán! –dijo Paganel después de examinar atentamente el extraño instrumento–. Un pedazo de palo, y nada más. ¿Por qué en determinado momento de su curso horizontal se remonta y vuelve luego a la mano que lo ha arrojado? Los sabios y viajeros no han encontrado hasta ahora la explicación de tan singular fenómeno. […]

– ¿Cómo explicáis, pues, el hecho, Monsieur Paganel? –preguntó Lady Elena–.

– No lo explico, señora, no hago más que cerciorarme de él, y sólo me parece evidente que el efecto depende de la conformación particular del bumerán y de la manera de lanzarlo. Pero esta manera es aún el secreto de los australianos. [9]

Traducción Victoria Torres

NOTAS

  1. Lacan, J., (1964) "Acto de fundación", Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pp. 247-248.
  2. Lacan, J., "D'écolage", [en línea en español] https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=159&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10
  3. Miller, J.-A., "El cartel en el mundo", Inédito, [en línea en español] http://www.cuatromasunoeol.com/sv/referencias.el-cartel-en-el-mundo
  4. Miller, J.-A., "Cinco variaciones sobre el tema de «La elaboración provocada»", Inédito, [en línea] http://www.cuatromasunoeol.com/sv/referencias.cinco-variaciones-sobre-el-tema
  5. Ibíd.
  6. Ibíd.
  7. Ibíd.
  8. Lacan, J., (1971) "Lituraterre", Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 21.
  9. Verne, J., Les enfants du Capitaine Grant. Partie 2, chapitre 16. Éditions Hatzel, 1868, p. 532, [en línea en español] https://www.guao.org/sites/default/files/biblioteca/Los%20hijos%20del%20Capit%C3%A1n%20Grant.pdf