4 Más uno

NUEVA SERIE #1

Enganche

Gabriela Grinbaum

¿Qué se pone en juego en el trabajo de un cartel en cada cartelizante?

Un detalle, un rasgo, un interés singular…

Lo sabemos.

Así nombraron la secretaría de carteles una noche, el asunto: “No hay cartel sin rasgón”, ¡qué término curioso!

Lo trae Jacques-Alain Miller en El lugar y el lazo.

Rasgón define allí Miller como el desgarro producido por algo que engancha.

Entiendo, la desgarradura que se produce cuando algo que te guía se engancha.

Lo que te guía es, además, a lo que se está enganchado, y como señala Gerardo Arenas en su traducción (hay equívoco entre accroc: “rasgón” y accro: “adicto”, enganchado a una droga), es finalmente la adicción del sujeto.

Mi primer cartel cuando se inaugura la EOL, como no podía ser de otra manera fue en torno al tema “Mujeres”; entre mis compañeras del cartel estaban Karina Millas e Irene Kuperwajs, la Más Uno era Frida Nemirovsky. En su consultorio nos reuníamos una vez por mes. Y allí me encontraba yo perdida en mi trabajo, ocupada en despertar a mis queridas cartelizantes. Nada pude producir en tanto que mi empuje a que el otro repare en mí, animarlo y que no se duerma me distraía de aquello que me había propuesto investigar. Me preocupaba llevar algo a esos encuentros que divierta, que resulte original… Terminando así empapada de sudor para lograrlo.

En síntesis, mi adicción a despertar al otro dejaba en suspenso arribar a un saber nuevo que un cartel empuja a producir.

La travesía por el fantasma me precipita al desagarro de mi enganche adictivo al exceso del gusto por lo teatral.

Hoy puedo encontrarme trabajando en dos carteles. El tema, “Mujeres y semblantes”, en uno, “El amor y lo femenino”, en el otro. El enganche sigue allí.

Pero, una vez terminado el análisis, la liviandad respecto a lo necesario de no dejar dormir al otro, me conduce a arribar a despertarme en cada encuentro con los textos, a hacer lo que se puede y si el otro se duerme… me tiene sin cuidado.

¡Gracias!